Cuando pasas varias horas encerrada, sea cuál sea el espacio, echas de menos la luz del día...tanto, que cualquier resquicio de luz que aparece llega a ser motivo de aparente libertad.
Así que la persigues y la imaginas como parte de ti, disfrutas de ella y hasta encuentras la manera de convertirla en un paisaje. Sientes la libertad que la envuelve, y eres capaz hasta de notar el aire frío en la cara.
EXIF: Nikon D7000; 1/60; f 5.6; ISO 100; 0 EV Iluminación: Luz reflejada de luz día Postproducción: Niveles, contraste, brillo y viñeteado. |
Espero que os guste.
Hasta mañana,
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