Si hay algo de lo que nunca me canso es de aprender. Me da igual si se trata de una receta de cocina, de un problema matemático o del programa de software más complejo que pueda alcanzar.
La cuestión es descubrir cosas que no conoces, alimentar tu hambrienta imaginación con cualquier novedad posible. Y lo que más me gusta es darme cuenta que no siempre aprendes lo que esperas; pero siempre te acuestas con algo que no conocías.
Hoy mi objetivo era aprender a usar un flash que tenía guardado en el cajón desde hace un par de años.
Sigo sin saber para que sirven la mitad de los botones, pero por fin descubrí que quizás no es tan horrible como parece lo que me puede ofrecer... aunque siempre acabe disparando sin él.
EXIF: Nikon D7000; 1/125; f 5; 50 mm; ISO 100; 0 EV Iluminación: flash Postproducción: niveles, contraste y brillo |
Espero que os guste.
Hasta mañana,
Cuán loco nos puede volver la tecnología, al tiempo que nos llama tontos, lo que para hoy se necesitan un montón de botones, en tres días sobran todos. y nunca se sabe muy bien para qué...al final siempre queda lo básico, lo que se necesita.... papel y lápiz, tal vez la mejor cámara, la única cámara, capta lo que se necesita sin ornamentos, ni retoques.
ResponderEliminarEso sí nuestra capacidad para querer saber es infinitamente superior.,
Yo siempre fui de necesitar poco. De lápiz, papel, cámara. Sólo hay algo que no me puede faltar y son las ganas de hacerlo, y de sentirlo.
EliminarSi no pongo emoción, no hay tecnología que arregle nada.
Así que aprendí, una vez más, que debo asumir que soy de básicos; pero no poco importantes...;-)