Me apetecía disfrutar de mi casa, de mi hogar. Llevaba muchos días danzando de acá para allá, y por una jornada quedarse aquí era algo agradable y deseado.
No tenía ni idea de que foto quería hacer, hasta que de repente un secreto muy bien guardado de la casa me desveló la imagen. Descubrí porque mi tan preciada fruta desde hacía unos días se estropeaba de manera tan vertiginosa. Hace frío, y no podía entender ese rápido proceso de maduración hasta llegar a la putrefacción en unas pocas horas. Ese sol de invierno era el culpable.
Los rayos de luz, por un breve lapsus de tiempo, pero el suficiente, penetran en la cocina a la altura perfecta para acelerar tan desesperante proceso para mí. Así que no dudé un momento en sacar la cámara y disparar al culpable.
El resultado es algo pictórico, recordandome a los grandes bodegones clásicos, pero para mi, solo era mi manera de decirle, te he pillado, y no lo vas a conseguir más.
EXIF: Nikon D7000; 1/100; f 6,3; 50 mm; ISO 100; 0 EV Iluminación: Luz del sol directa Postproducción: Brillo, contraste y recorte. |
Espero que os guste.
Hasta mañana,
No hay comentarios:
Publicar un comentario