Me apetecía el encargo, y sobre todo, lo que conlleva en sí la sesión. Preparar fondos, flashes, iluminación, encuadre, detalles, pensar en el qué, como, cuando...encantada pasé unas horas.
Imagino que para el que lo hace a diario tiene poco de motivador, pero para mi, que es pura afición toda sesión son horas de disfrute y emoción.
No pensaba sacar la foto del día de la sesión de hoy, entre otras cosas porque normalmente nunca consigo el resultado tan maravilloso que esperaba en un inicio. Creo que tengo que trabajar un poco o en la expectativa, o en la creencia, porque el resultado, al final, es lo que humildemente sé hacer; y tampoco queda tan mal.
Pero una vez en materia, me quedé prendada del volumen que el oro tomaba en esos bordados (si, fotografío bordados en oro, hoy eran los de una preciosa túnica), y decidí que tomaría alguna imagen para mí.
Una vez más, me imaginaba historias con esas pequeñas figuras que en su conjunto forman un relato perfecto. La elegida me recordaba a un instrumento del que emanaba una música celestial.
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| EXIF: Nikon D7000; 1/60; f 1.8; Iluminación: Luz continua bombilla Postproducción: Claridad, corrección de magentas, rotación, contraste, brillo, y recorte |
El bordado, que evidentemente no es mío, es obra del Taller de bordado Hermanos Labanda Urbano.
Espero que os guste,
Hasta mañana.
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