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martes, 27 de mayo de 2014

Día 224/365: De deformar la realidad

Recuerdos. 

Aunque queramos creer que no es así, siempre modificamos nuestros recuerdos. Magnificamos las experiencias gratas y exacerbamos los malos momentos. Pocas veces somos fieles a la realidad, pero, probablemente, si lo somos a la emoción de aquel instante. 

Me gusta esa manera de intensificar sensaciones que tenemos, para bien o para mal es nuestra manera de construir el pasado. 

Hoy quise recrear como sería un recuerdo en el futuro. Sólo pensé el presente e imaginé de aquí unos años como creo que lo voy a recordar. 

Evidentemente sé que no habré acertado.

EXIF: Nikon D7000; 2"; f 10; 50 mm; ISO 200; 0 EV
Iluminación: Luz cálida bombilla tungsteno
Postproducción: niveles, contraste y brillo
Espero que os guste, 

Hasta mañana.

1 comentario:

  1. Impresionante fotografía para manifestar el más barroco de lo minimalismos.

    Un recuerdo futuro tomado desde el presente y como no podía ser de otro modo en torno a una placentera sobremesa tras una exquisito festín.

    Festín marcado por el color dorado de la cubertería colocados asimétricamente conformando un cono invertido que nos invita a pensar que la sabiduría es mejor que el oro a pesar de su belleza, color brillante y notable inalterabilidad.

    Y como no, colocados, cuchillo y tenedor en ese mantel de brillantes y parpadeantes estrellas que alteran notablemente la resplandeciente luz dorada de quien debía ser el centro de atención de la velada, remitiéndola a un simple reflejo sobre ese mantel estelado y que nos recuerda que las riquezas no pueden dar vida a los que la poseen.

    Tanta belleza entroncada con tus palabras me recuerda la obra del Dr. Laing que nos enseñaba en su política de la experiencia que las exigencias del presente y los fracasos del pasado son exactamente lo mismo, proporcionar una justificación para nosotros, hecha por nosotros y que nadie puede empezar a pensar, a sentir, a actuar, a no ser que lo haga desde su propia alienación. Todos somos asesinos o prostitutas y no importa a qué cultura, sociedad, clase o nación pertenezcamos, ni lo normal, moral o maduro que uno se pueda considerar. Yo veo y tu me ves. Yo te experimento y tú me experimentas.Yo veo tu comportamiento y tu ves mi comportamiento. Pero yo no veo, no he visto ni veré nunca tu experiencia de mí., del mismo modo que tu tampoco puedes ver mi experiencia de ti: “tu-tal-como-yo-te-experimento”.

    Ambos somos seres invisibles.

    Y no olivedemos que Bertrand Russell ya señaló que las estrellas están en nuestro propio cerebro.

    Preciosa fotografía.
    ¡Enhorabuena!

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