Ya no soy aquella ingenua muchachita
que se entregaba al amor en cuerpo y alma
ahora soy una flor que se marchita
y hace un esfuerzo por mantener la calma.
Mi historia fue una larga travesía,
no siempre tan romántica y bonita,
en ocasiones me sentí vacía
y lloré alguna lágrima infinita.
Pero a pesar del tiempo y la experiencia
siento que mi corazón fuerte me grita
que no puedo vivir sin tu presencia
porque mi alma aún te necesita.
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