Para mi los viernes es como el día de reflexión. Pienso en que tal ha ido la semana, en que voy a hacer el fin de semana, que planes hay para los siguientes días; y en medio de todos esos pensamientos empiezo a divagar y a arreglar el mundo. Algo probablemente parecido a alguna religión que desconozco.
Estaba yo en mis divagaciones cuando alguien me ha preguntado que foto iba a poner hoy; y claro, de repente me he caído de mi mundo particular, cuando ya estaba casi arreglado del todo. Mierda.
Sin luz de día, un frío de cojones, trípode en terraza, lanzate a proseguir con esa fantástica idea que empezaste hoy hace justo un mes (para quien no me conozca, esto es en tono más que irónico). Congelandome ya las manos me he acordado de esos deberes del curso de iniciación, donde teníamos que sacar una foto nocturna...me pasé horas intentando conseguir que la gente quedará semitransparente y fui incapaz; hoy, con una sonrisa ya en la cara, sólo me quedaba encontrar el blanco perfecto.
Hice varias tomas, pero elegí esta por que alrededor de esos pasos que se cruzan en una gélida tarde de Noviembre me monté una magnífica historia de amor que merecía ser retratada.
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| EXIF: Nikon D7000; 1"; f 11; 123mm; ISO 100; 0EV Iluminación: Luz de faros de coches pasando y luminaria calle Postproducción: Niveles, Brillo, Temperatura y Recorte |
Espero que os guste.
Hasta mañana,
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